Sólo podemos luchar aliando razón y pasión, unidad y entereza. Necesitamos una inundación de voces y almas, de hierros y yunques, de árboles y flores, de montañas y valles, de hoces y martillos, de fulgores y melodías. Necesitamos convertir en realidad nuestros sueños de fraternidad y emancipación. Si esto no ocurre, la larga noche del oscurantismo acabará con todo.
Resulta paradigmático que el llamado Plan de Convivencia de Ares y López no consiga ni siquiera el consenso del Parlamento trucado de las tres provincias. Si de lo que se trata es de educar en valores positivos, los cimientos del plan pasan, necesariamente, por reconocer que la violencia del Estado desató aquí la violencia de respuesta. El dolor es universal y lo que pretenden Ares y López es pasar por encima de mucho dolor. La Ley del embudo.
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