Juan de Etxano
Si hay dos contenciosos que puedan demostrar la inutilidad del gobierno español en los últimos tiempos, son el tema del Alakrana y el tema de los presos de ETA. En los dos casos, el ejecutivo se remite a las leyes, y en los dos casos, como en multitud más, se echa en falta el incumplimiento de la ley o el exceso de celo. Y esto es así, dice José, cuando los afectados son vascos...
España, sigue, ha tardado un mes en darse cuenta de la magnitud de la tragedia de los tripulantes del pesquero vasco y de sus familias. Lo mismo que sigue sin enterarse de la tragedia de los presos vascos (de los presos políticos vascos) y de sus familiares. Patxi López y su gobierno tardaron 30 días en enterarse porque pensaron que la petición de liberación de los tripulantes del pesquero era una cosa política.
Lo mismo que Zapatero, que hasta ayer domingo, debía pensar que lo del Alakrana, como se escribe con "K", era una cuestión de ETA y su entorno, y no ha sido hasta ver la magnitud social que ha tomado el asunto, no se ha dignado a intervenir. Claro, era un asunto vasco y seguramente, penasaría, lo resolvería el juez Garzón, experto en temas que atañen a Euskalerria.
Han tratado hasta que han visto la magnitud de la tragedia como a los presos vascos, dice Samuel, a los que no quieren acercar a sus lugares de origen. A pesar de los artículos 12 y 63 de la ley penitenciaria. A pesar de la exposición de motivos del Reglamento Penitenciario y de sus artículos 3 y 81. A pesar de lo que digan también la ONU y Amnistía Internacional: contra el vasco, todo vale.
Y el Alakrana ha demostrado la inutilidad de Patxi López. Hasta que el pueblo llano no se ha salido de sus casillas ante tanta ineptitud administrativa, no se ha dignado a intervenir en el asunto, tan ocupado estaba en la manipulación de EITB, en la modificación del Estatuto (donde hasta su propio partido le ha dicho que nanay) y en la preparación de la próxima boda gitana, que pronto veremos en Vanity Fair.
Cuando vuelvan los tripulantes del Alakrana, dice José, será tanta nuestra alegría, que nos olvidaremos de la ineptitud de los gobiernos vascos y español y celebraremos con Dom Perignon que están entre nosotros.
Como otras veces, olvidaremos, aunque nuestros presos estén a cientos de kilómetros y se incumplan las leyes españolas y los derechos humanos.
¿Irse o quedarse? X y Bluesky
Hace 6 días
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