viernes, 20 de noviembre de 2009

Amaia da hasiera

Francisco Navarro Villoslada nacido en Biana un 9 de octubre del año 1818, cuando el Reino de Nabarra aún no había sido transformado por los españoles en pro-vinci, fue el autor de unas de las mejores novelas románticas sobre Nabarra, que lleva por título Amaia o los vascos del siglo VIII, donde desde una visión propia de la época, nos narra a través de esta novela histórica cargada de misticismo e imaginación, la creación por parte del pueblo vasco del Reino de Pamplona y la también la importante aceptación de éste, de la fe cristiana. Obra de numerosos escrito críticos, cabe destacar entre todos ellos el realizado por Arturo Kanpion, en el cual ejecuta una visión dura, pero a la vez clara, de la situación literaria de la Patria Euskara o país vasco-navarro, como a él le gusta llamar a Nabarra.

En la obra de Francisco Navarro Villoslada quedan expuestas dentro del estilo romántico y de podíamos decir incluso que manera clara, la continua lucha de los vasco(ne)s contra las tropas invasores godas del momento, quedando claramente expuesta la independencia de aquellos nabarros frente al imperio de Toledo, dentro de una aura de inocencia, hospitalidad, patriotismo, fe, amor, desesperación, confianza y bondad existentes en los personajes referentes al pueblo más antigua de Europa.

Siguiendo el trabajo de Arturo Kanpion, es interesante la visión apocalíptica que se cierne sobre los vascos y su cultural ancestral, debido al choque inevitable al tener que soportar el pueblo nabarro la invasión militar de diferentes otros pueblos, que llevarían a los nabarros a alzar a Eneko Aritza como rey de Pamplona, pero Francisco Navarro Villoslada lo plasma con una intención contraria al mismo libro, ya que lo considera como una introducción de los euskaros en la nacionalidad ibérica, triunfando así la idea superior de la religión sobre el exclusivismo del patriotismo nabarro, desarrollando con ello Francisco Navarro Villoslada, la tesis que mostró a lo largo de su vida y obra, en la cual los intereses católicos están por encima de todos los intereses de la tierra, por respetables y legítimos que estos sean. Semejantes argumentos esgrimió, bajo documentación falsa, Fernando II de Aragón, regente de Castilla y León, al invadir y ocupar a sangre y fuego, las tierras del soberano Reino de Nabarra en el año 1512.

Dentro de escasos tres años, tendrá lugar el 500 centenario de esa invasión y ocupación sufrida por el Estado de Nabarra, los españoles siguen intentando justificar su atroz atentado contra la libertad de los nabarros. Para ello basan su inexistente legitimidad en las falsas bulas papales que acusaron a Catalina I y Juan III de Nabarra como herejes, a pesar que el sumo pontífice León X los considerase como los muy católicos reyes de Nabarra y en la anexión forzada en las cortes castellanas de Burgos, sin presencia alguna de nabarros, en el año 1515, bajo la realmente falsa expresión de “unión principal”, sin duda inexistente.

Los nabarros tenemos que ser consciente de todo ello. En la actualidad nos adormecen mediante unas elecciones impuestas por los invasores-españoles y franceses- en nuestra amada y bella Baskonia, haciéndonos creer que somos libres de elegir nuestro destino. Un destino efectivamente nefasto, en el cual, si continuamos por ese camino, realmente se harán realidad las diferentes predicciones apocalípticas, bien provenientes de Nostradamus, del calendario Maya o del real cambio astral que se darán en el año 2012.

A decir verdad, nadie sabe lo que va a suceder en el año 2012 a nivel mundial, pero lo que debemos tener claro es que nosotros, los vascos o nabarros, tenemos una vez más nuestro destino en nuestras manos. Si queremos recuperar la libertad como pueblo, debemos atender a toda nuestra historia. Una historia que se remontan a más de 12000 años atrás, atendiendo al gran trabajo realizado por Josu Naberan. Por este trabajo podemos afirmar, sin ningún rubor, que nuestro pueblo es de los pocos, por no decir el único, que ha sobrevivido a varios cambios astrales, ha sobrevivido a las diferentes invasiones y que se constituyo como Estado, antes de que existieran los actuales estado-nación.

Para concluir, debemos tener claro que es imprescindible nuestra unidad, aceptando las ideas o ideologías del nuestros compatriotas. Debemos contar con el importe apoyo de los vascos de la diáspora, efectivamente auténticos embajadores de Nabarra por el mundo, llevando consigo nuestra noble y legítima reivindicación soberanista. Pero para que todo esto se cumpla, debemos tener muy presente que el fin es el principio.

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