jueves, 26 de noviembre de 2009

Lucha armada, hablando claro


Carmen Gisasola y Joseba Urrosolo Sistiaga desde la cárcel de Zuera

Hace cinco años muchos pensábamos que aquel proceso de paz que se iniciaba iba a ser ya el definitivo. Nos equivocamos al pensar que la actitud que algunos aún mantenían en cuanto a la lucha armada y la kale borroka no podrían impedirlo. Esta vez no puede volver a ocurrir lo mismo. Por eso, ahora que por fin se plantea el debate sobre el cambio de ciclo y de estrategia, conviene recordar que durante el proceso de Loyola, tanto la mayoría de la base social de la Izquierda Abertzale, la mayoría de los presos y hasta la Mesa Nacional de Batasuna, estaban deseando que dicho proceso fuera irreversible...

En realidad fueron sólo unos pocos en ETA y otros pocos desde algunos aparatos de la Izquierda Abertzale quienes se empeñaron en seguir con la lucha armada.

Sin poner estas reflexiones encima de la mesa, no se entiende que ahora unos anden empeñados en proponer un cambio de ciclo sabiendo, deseando y planteando en privado que esto sólo será posible sin la lucha armada mientras que los otros siguen manteniendo que van a seguir practicándola. Las dos posturas no sólo son incompatibles sino que están enfrentadas.

En la propuesta de debate se intuye lo que se quiere decir pero no se plantea claramente y el mensaje queda difuso dando pie a que algunos sigan planteando fórmulas que hagan compatible abrir un nuevo proceso con el mantenimiento de la lucha armada. Y esto es imposible.

Hay que hablar claro. Cuando se habla de "cambio de ciclo y de estrategia" se quiere decir dejar de utilizar la lucha armada y abrir una etapa exclusivamente política. Cuando se habla de "nuevos instrumentos políticos" se está queriendo decir que hay que dejar de utilizar el que ya no sirve: la lucha armada. Cuando se habla de "tomar decisiones de peso y con decisión" se está tratando de decir que hay que tomar la decisión de terminar con la lucha armada. Cuando se está proponiendo que "no hay otras garantías que la acumulación de fuerzas, el cambio de la relación de fuerzas y la construcción nacional" se está planteando que ETA no tendrá ese papel de garante que hasta ahora se suponía.

Cuando se plantean los cuatro pasos a dar hay que decir que no son cuatro pasos sino cinco. Porque falta por mencionar el que se sobreentiende: el primero. Y que es precisamente el fin de la lucha armada el primer paso que hay que plantear, el tema central, la llave que hay que girar para abrir una nueva etapa y empezar a solucionar los problemas.

Por tanto, no se puede seguir planteando vaguedades como que el cambio de ciclo se hará sobre unas bases democráticas previas o que para ello es necesario el compromiso previo de otros sectores políticos. Lo previo, para que otros compartan compromisos a nivel político, es la garantía del fin de la lucha armada. ¿Por qué no se plantea de una vez cómo y cuándo se va a cerrar el ciclo de la lucha armada y abrir una nueva etapa exclusivamente política? Pensamos que eso se tiene que hacer desde ya mismo, conscientes de que se tenía que haber hecho hace años y que dejarlo para más tarde, a unos meses de las elecciones, sonará a electoralismo y no tendrá credibilidad.

Lo deseable sería que ETA decidiera el cierre de la lucha armada, entre otras muchas razones, también porque en torno a la lucha armada se ha fomentado una cultura política, una mentalidad y unas actitudes sectarias, cada día más alejadas de los valores fundacionales de la Izquierda Abertzale y que se hacen insoportables fuera de los ghettos de los "incondicionales".

El problema es que en ETA no ha habido continuidad en los puestos de responsabilidad como ocurría en el IRA; donde la misma gente que comenzó a utilizar la lucha armada en los 60-70, con la experiencia que tenían, fueron los que decidieron y se comprometieron a terminar con la etapa militar y pasar a otra exclusivamente política.
Si en lo que queda de ETA siguen como hasta ahora, es a la Izquierda Abertzale a quien corresponde plantearlo claramente, convenciendo a los que tengan que convencer o imponiéndose de facto. Una situación posible y preferible a que otros sigan imponiéndose y acumulando más frustración porque si el tren por el cambio de ciclo se queda otra vez a medias, el otro, aunque renqueante, destartalado y sin llevar a ninguna parte, seguirá adelante y unos pocos volverán a imponer su criterio a todos los demás.

Pero, dada la situación y lo que se piensa tanto entre los presos como en general en la Izquierda Aber-tzale, si el tren por el cambio de ciclo sigue adelante con decisión y con la responsabilidad que le corresponde, el otro tren se apartará y se sumará como otro vagón más.

Y si hubiera choque, ocurriría como en Irlanda: la inmensa mayoría de los que han representado la militancia de ETA, de la Izquierda Abertzale y la inmensa mayoría de los presos se posicionaría por el cambio de ciclo y sólo una minoría estaría tentada por continuar como hasta ahora. Algo preferible en todo caso a que sea ésta minoría la que arrastre a todos los demás.

Hay que decir también, que si bien la decisión de lo que queda de ETA de dejar la actividad armada es necesaria, tampoco es suficiente a estas alturas para crear en la sociedad las condiciones, la credibilidad y la ilusión para afrontar una solución acordada. Por tanto, es imprescindible hacer realidad una nueva alternativa de Izquierda Independentista amplia contando con los distintos sectores en los que hoy se siente representada su base social en AB, NaBai, Batasuna, Aralar, EA, ELA, LAB... Llamándoles por su nombre, reconociendo y respetando las diferencias. Ya vale de hablar en abstracto de acumulaciones que no acumulan nada. A partir de ahí, bastaría con que se juntaran de cada sensibilidad política las personas adecuadas que crean en ello. El resto, volver a pasar meses de cháchara entre personas que piensan fundamentalmente lo mismo, es un lujo de aparateros, insoportable en estas circunstancias.

El siguiente paso sería presentar ante la sociedad esa nueva alternativa política, en la cual gente de peso de sensibilidades diferentes ofrecieran la garantía de que ésta vez sí es irreversible. Planteándolo así, sí podría ser creíble y definitivo.

En las cárceles son muchos los presos que piensan como nosotros; a pesar de que unos pocos transmitan otro discurso en los comunicados oficiales en nombre de todos los presos. No es normal que se abra el debate sobre el cambio de ciclo en la calle y que, una vez más, no se cuente con la opinión de los presos, como está ocurriendo en estos momentos. Lo decimos asumiendo que es importante decirlo, porque la gente que lleva tantos años apoyándonos y nuestras familias tienen derecho a saberlo. Y porque no tenemos dudas de que si hubiera habido la posibilidad de posicionarse entre los acuerdos de Loyola o romper aquel proceso, con los datos en la mano y no las versiones interesadas, estaríamos ahora como en Irlanda en una etapa política. Y esto no es politiqueo sino que es demasiado serio.

No representamos más que a nosotros mismos y queremos hacer un llamamiento a esa mayoría amplia de la base social de la Izquierda Abertzale, a todos los que permanecen callados porque hasta ahora era difícil mantener posturas críticas, a que se pronuncien y planteen claramente lo que piensan para que no terminemos dejando a unos pocos que sigan pidiendo más madera y calcinan-do el propio tren.

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